15 razones por las que hacer ejercicio físico
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Muchos son los que hacen ejercicio con la intención de bajar peso.
Algunos lo consiguen y otros no. Y es que ésta no debe ser la razón
principal por la que realizar ejercicio físico. Es cierto que la
práctica de actividad física va a mejorar muchos aspectos relacionados
con la salud y con la condición física pero
respecto al peso digamos que el ejercicio incide sobre todo estimulando
la musculatura y va a ser “la dieta” correctamente estructurada la que
va a ayudar a perder de forma paulatina el exceso peso y de grasa
corporal. Así que, cuando alguien viene a la consulta con la intención
de perder peso y pide una recomendación sobre cuál es el ejercicio más
adecuado para conseguirlo, la respuesta es: “el que más te llene, el que te divierta, el que te alegre la vida y te enganche” puesto
que el ejercicio moderado y frecuente tiene muchos beneficios
relacionados con la salud y con la calidad de vida, mucho más allá que
la pérdida de peso (miles y miles son los que realizan deporte
prácticamente a diario y tienen un excedente de peso graso, por lo tanto
no hay una incidencia clara en este aspecto).
Estas son las 15 razones por las que recomiendo realizar ejercicio de forma moderada y frecuente al menos 2-3 días por semana.
1- Para acercarnos a un estado de salud óptimo.
La capacidad funcional del que se mueve a diario es mucho mayor de
quien tiene un estilo de vida sedentario. Está demostrado que el
movimiento da vida a nuestras células.
2- La práctica regular de actividad física incrementa las cualidades físicas (fuerza, potencia, equilibrio, flexibilidad y resistencia) y todas son entrenables y mejorables.
3- El ejercicio mejora la edad funcional,
es decir, la que mide la capacidad de una persona para funcionar de
forma eficaz en el ambiente que le rodea, donde la fuerza y el resto de
las capacidades físicas tienen mucho que decir. Todos conocemos a
alguien que con 50 años tiene un nivel físico mejor que muchos de 30,
gente que con más de 75 años corre maratones y otros que con esa edad
son totalmente dependientes para realizar sus tareas más cotidianas. La
salud de una persona mayor debería medirse en términos de función más
que de enfermedad y la práctica de actividad física en una persona mayor
se asocia a una disminución en el riesgo de varias de las enfermedades
crónicas vinculadas al envejecimiento.
4- Mejora el sentimiento de bienestar.
El estado anímico de quien realiza deporte con frecuencia es mucho más
positivo y existe también un importante efecto ansiolítico en todo aquel
que realiza actividad física de intensidad moderada.
5- Reduce la pérdida de masa muscular. Con
el entrenamiento de fuerza se incrementa la masa muscular y la masa
ósea, además hay estudios que indican que también se reduce la masa
visceral. El entrenamiento de fuerza produce a medio plazo una mejora en
la funcionalidad y ello a cualquier edad. A edades avanzadas hay
pérdidas de equilibrio por pérdidas de fuerza y en muchas ocasiones con
fracturas óseas, por lo que no estaría de más que en esas edades se trabajase la fuerza al menos un par de días a la semana.
6- El ejercicio regular puede mejorar la tensión arterial y el perfil lipídico.
Está más que demostrado que reducir la cintura (con una alimentación
individualizada y adaptada a cada caso particular) e incrementar la
condición física produce beneficios en varios parámetros bioquímicos
relacionados con el metabolismo de la glucosa y con el metabolismo de
las lipoproteínas.
7- Incrementa el gasto en reposo.
El músculo es un tejido metabólicamente muy activo y el entrenamiento
de fuerza favorece el desarrollo muscular. Tener más músculo incrementa
el gasto en reposo y permite un aumento de todos los parámetros
relacionados con la capacidad funcional.
8- Aporta vitalidad.
Quien practica ejercicio de forma frecuente y con intensidades
moderadas y adaptadas a su edad y a su nivel de condición tiene mayor
energía… y además eso lo transmite.
9- Aquellos que poseen buena condición física, aunque tengan sobrepeso, tienen mejores parámetros en morbilidad y mortalidad.
Está demostrado que las personas que tienen niveles más bajos de fuerza
tienen más probabilidades de padecer un síndrome metabólico y aquéllos
con muy baja condición física tienen una altísima probabilidad de
padecer enfermedad crónica y mortalidad. Ya existen evidencias que
indican que la baja condición física mata más que el tabaco, la
obesidad, la diabetes, incluso la hipertensión.
10– Los que han perdido peso lo
pueden mantener con mayor facilidad si se adhieren a un programa de
ejercicio físico. Debo recordar que perder peso es saludable si se hace
bien, pues son muchos quienes reducen su peso corporal con importantes
pérdidas de masa muscular y recuperar músculo es muy costoso y
ello se agrava mucho más con la edad, puesto que para conseguir un kilo
de músculo en ocasiones es necesario seguir un programa de fuerza de al
menos 2 días por semana durante un tiempo de 6 meses.
11- Los que hacen ejercicio habitualmente poseen mayor flexibilidadmetabólica (http://www.diariodenavarra.es/blogs/dn-running-dudas-consejos/2015/04/17/flexibilidad-metabolica/) y ello les permite un uso más eficaz de los diferentes macronutrientes que dispone.
12- Quienes hacen ejercicio aumentan la producción de factor neurotrófico cerebral (BDNF),
que tiene un efecto muy positivo sobre la plasticidad cerebral y la
cognición, aumentando las conexiones sinápticas, la diferenciación y el
crecimiento neuronal. Este factor permite la supervivencia de las
neuronas ya existentes. La
expresión aumentada de BDNF inducida por el ejercicio podría ayudar a
incrementar la resistencia al daño y la degeneración, haciendo que esta
proteína sustente el crecimiento, la funcionalidad y la supervivencia
neuronal. Este hallazgo se suma a la gran cantidad de argumentos
existentes en favor de la práctica regular de actividades físicas,
siendo muy beneficiosas, por ejemplo, en aquellos niños con dificultades de aprendizaje ya que el BDNF facilitaría los procesos relacionados con la adquisición de un comportamiento,
con la consolidación de un aprendizaje, con la mejor retención, con la
evocación de la información, actuando también positivamente en la
formación de la memoria. En el caso de padecer estrés crónico o excesivo, el daño causado juega un rol fundamental en la atrofia hipocampal asociada con depresión. Y el ejercicio moderado es un antiestrés.
13- La práctica de ejercicio regular y a intensidad moderada ayuda a la expresión de varios antioxidantes endógenos.
El cuerpo incrementa la producción de estos protectores contra el daño
oxidativo con el simple hecho de realizar actividad física moderada
entre 2 y 3 días a la semana.
14- Está demostrado que el ejercicio regular protege frente a varias de las enfermedades más asociadas con el envejecimiento celular,
es decir, el sobrepeso visceral, la diabetes, las enfermedades
cardiovasculares, la hipertensión, algunos tipos de cáncer e incluso
varias de las patologías degenerativas. El ser humano está programado
para moverse y el movimiento da vida, expresa muchos genes vinculados
con la regeneración de las células.
15- El ejercicio es el mejor fármaco para
reducir el inevitable deterioro que se produce con los años. El
entrenamiento regular es el arma más eficaz para retrasar la
discapacidad y producir mejoras tanto a nivel físico, cognitivo e
incluso en el estado anímico. La edad no perdona y una buena
prescripción de ejercicio, sobre todo de fuerza, una alimentación
adecuada y adaptada a cada uno y un descanso reparador son los tres
mejores fármacos que deben recetarse para que al menos la caída sea
menos pronunciada. No es lo mismo la condición física de una persona con
30 años que con 40, 50, 60 o 70 años, pero el ejercicio y los hábitos
pueden mejorar la calidad de vida y la imagen de esas personas, al menos
la que en un principio nos viene en mente. Los hay con más de 40 años
que tienen un cuerpo de atleta profesional y unos niveles funcionales
óptimos y los hay con menos de 30 años con una enorme obesidad y la
funcionalidad de una persona 25 años mayor.
Con todos estos beneficios no queda otra que recomendar a todo el mundo
la práctica regular de actividades físicas. Tanto el entrenamiento
cardiovascular como el entrenamiento de fuerza van a proporcionar
innumerables mejoras en el campo de la salud, así que todo aquel
profesional relacionado con el mundo sanitario debería prescribir este
fármaco en la dosis adecuada y siempre adaptado a cada paciente,
teniendo siempre en cuenta el principio de la variabilidad individual.
Para quien va a un gimnasio y tiene el tiempo justo (entre 30 y 45
minutos) y quiere trabajar varias cualidades físicas recomiendo un
circuito de este tipo que es sencillo, rápido y eficaz. Al finalizar el
circuito podría incluir un trabajo cardiovascular a intensidad moderada
(remo, bici, cinta, elíptica, step,….) de 10 minutos de duración.
Y espero que, tras la lectura de este artículo, cuando alguien decida
realizar ejercicio no lo haga para perder peso sino para obtener los
innumerables beneficios que su práctica regular y cotidiana provocan en
el organismo. La
grasa se quita con un sistema nutricional adecuado y la forma y otros
tantos beneficios a nivel orgánico se consiguen con un programa de
ejercicio individualizado y practicado al menos 2-3 días por semana. Que
quede claro que el entrenamiento bien planificado y bien ejecutado
permite mejorar la condición física y la “dieta” bien estructurada es la
determinante para la pérdida de peso y de grasa corporal.
Un saludo a todos los lectores y desearos como siempre lo mejor.